¿Has visto alguna vez a estas muñequitas tradicionales rusas que tienen una dentro de otra? Bueno, se llaman matrioshkas o mamushkas (siempre pensé que se llamaban matrushkas, hasta que empecé a escribir estas líneas) y tienen varias características que las hacen únicas.
Primero que nada, siempre van en números nones, el mínimo es de cinco figuritas hasta lo que se pueda, dependiendo el tamaño, lo cual es raro que pase de 20 porque serían imposibles de manipular. Se dice que están basadas en unas figuras japonesas que siempre iban en juegos de 7, representando a los dioses de la fortuna, pero su origen no está muy claro en realidad.
Lo que en realidad me gusta mucho de estas muñequitas de madera es pensar que tienen mucho que ver conmigo… un montón de “Patys” viviendo dentro de una más grande. Un montón de personalidades por así llamarlas, que hacen mi identidad y me dan certeza de quien soy.
En la primera entrada de este blog, me describí con estereotipos… si soy oficinista, mamá soltera, la hija de enmedio, divorciHADA (el estereotipo más importante, jajaja), pero todos estos estereotipos hacen parte de mi identidad. No podría describir quién soy sin pasar por cada una de estas pequeñas partes de mi.
Por eso creo firmemente que todas y todos somos una especie de matrioshkas… que estamos formados por diferentes personalidades y roles, pero que al final de cuentas forman parte de quienes somos.
Hay quienes se comportan de manera muy diferente en casa que con los amigos, o en el trabajo… o incluso en algunos grupos de amigos son muy extrovertidos y en otros muy introvertidos. Y no estoy diciendo que esté mal, por el contrario… a veces nos damos cuenta que tenemos reacciones que no esperabamos y nos sorprendemos.
Yo estoy convencida que cada uno tiene varias matrioshkas adentro, pero lo importante es reconocerlas y hacer que convivan de una manera armoniosa que no nos genere conflicto para que los “dioses de la fortuna” nos sonrían.
Esto requiere un trabajo de profunda introspección y la gran mayoría de las veces es mejor hacerlo acompañado de un profesional. Yo puedo pensar que me conozco pero solo estoy explorando a la muñeca que todos los demás ven, pero las muñecas del interior también necesitan su espacio y su tiempo para conocerlas.
En su libro “Domina a tu perra interior” (así se llama, no lo estoy inventando...jajaja y por cierto, es buenísimo) de Amy Ahlers y Christine Arylo, te platican que todas tenemos dentro de nosotras a una chica mala que nos boicotea. Algunas tenemos más de una, pero en general esta chica tiene como objetivo protegerte de algo que te pasó o de una mala percepción que tienes de la realidad.
Lo malo de la chica mala (o chicas malas) es que ella no distingue cuando ya pasó el peligro y sigue haciendo de las suyas; lo bueno es que se puede rehabilitar para sacar mejor provecho de todas las herramientas que aprendió para protegerte.
Así que el trabajo de una buena HADA consiste en investigar qué quiere su chica mala interior, o sus chicas malas; todas esas que están escondidas en la matrioshka de su identidad.
Como ves, no es nada malo, ni algo de qué preocuparse; pero si es algo que requiere la responsabilidad de explorar. A lo mejor una de tus pequeñas muñequitas de madera tiene algo que decirte y que no ha podido porque la tienes algo encerrada.
Todos los días son buenos para empezar a hacer ese trabajo interior, esa introspección. Te encantará descubrir qué es lo que cada una de tus personalidades tiene que decirte y cuando logres que cada una de ellas sea escuchada, tu vida cambiará al 100%
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