divorciHADAS

"Lo único que estaba mal en mi, era la creencia de que había algo mal en mi" -Glennon Doyle-


Recientemente he descubierto que poner límites es muy importante para mi y para todos. Se dice fácil pero para nada lo es. De hecho, es una de las cosas que más trabajo me cuestan ya que no se decir que no… aunque todo mi cuerpo se sienta invadido y sacudido.

 

Pero la parte más importante de poner límites es la que corresponde a mi misma y creeme que no ha sido nada fácil.

 

Tengo que reconocer que no sabía que era necesario empezar a ponerme límites yo sola porque normalmente, los límites se establecen para el exterior, para evitar que algo de afuera transgrede con tu esencia. Pero en este camino del crecimiento, la autoobservación es lo más importante de todo y es donde realmente el cambio cobra sentido.

 

Observarme, saber cuáles son las cosas que me permito y las que no, ha sido parte determinante de los límites. No se si te pasa también pero hay veces que forzamos al cuerpo, a la mente y al espíritu y los arrastramos a situaciones muy complicadas que empiezan a desgastarnos… nadie nos lo pidió, no hay ningún tipo de compromiso u obligación, pero nos metemos en lugares complejos solo por que sí. Por ejemplo, cuando no somos capaces de decir que no y nos saturamos de actividades familiares, sociales y laborales hasta que nuestro cuerpo explota y se enferma porque está sobresaturado.

 

Como cuando conectas miles de equipos tecnológicos a un pequeño contacto de luz que solo aguanta una cantidad determinada de energía… la cantidad de actividades que haces por no decir que no, o bien, por no pedir ayuda, puede llevarte a una situación complicada… lo que sucede con el contacto es que se sobrecarga y se quema y lo mismo pasa con nosotras… llega el punto en el que el cuerpo y la menta no pueden más  y nos quemamos (de ahí viene el nombre del “Síndrome del burn-out”, que le da a la gente con exceso de estrés).

 

Si no estás al pendiente de cuales son tus necesidades, tus tiempos, como es tu esencia y nada más dices que sí a todo, lo que sucede es que empiezas a transferir tu valor a lo que puedes hacer y no a lo que ERES… Así que empezamos a creer que entre más hacemos por los demás, entre más estamos dispuestas a “sacrificar”, entre más llenas de actividades estamos, es porque valemos más y esto es mas falso que un billete de $3 pesos.  Nunca podremos medir el valor de nuestra persona o de nuestro espíritu por la cantidad de cosas que hacemos sino por la calidad de las cosas que hacemos, y aún así, nos quedaremos cortas en esa medición.

 

Lo que haces no es quien eres. Y si haces mucho, no eres mucho. Ya eres quién eres y vales mucho por el hecho de ser tú. Cuando reconoces tu verdadera identidad entonces tienes el poder para establecer límites para ti y para los demás.

 

A partir del reconocimiento de nuestra esencia es que podemos saber qué es lo que nuestra alma necesita y lo que no. Entendemos que hay ciertas actividades que no nos aportan nada y que dejar de hacerlas no nos hace mejores personas. Entonces podemos decir que no, sin sentir culpas ni tener remordimientos.

 

Aunque no lo parezca, yo soy una persona introvertida. Tengo pocas buenas amigas y me cuesta mucho trabajo iniciar nuevas relaciones, pero por otro lado, también estoy abierta a conocer gente todos los días porque sé que esa es la forma en que voy a crecer y a aprender más. Así que hay situaciones en las que cuando se que convivir solo me va a traer estrés, decido no forzarlo.

 

Tenemos que aprender a reconocer cuando las cosas no nos acomodan, porque como dicen por ahí, si el zapato no es de tu talla no vas a poder caminar. Así que cada vez que nos ponemos en situaciones que nos quitan nuestra paz no solo no respetamos nuestros propios límites, sino que perdemos el control de nuestras vidas y se lo damos a las circunstancias u a otras personas.

 

Es importante que cada vez que te sientas forzada por una situación, analices el por qué está pasando esto. ¿A quién estás dándole gusto cuando haces algo que evidentemente no te gusta? ¿A quién vas a ceder el control sobre tu vida y le vas a regalar tu esencia? ¿Esa persona o cosa va a ser relevante en 5 o 10 años para ti? ¿Lo que vas a hacer te va a dar paz o te va a quitar el sueño? 

 

No dejes ninguna pregunta sin contestar. Y no, no tienes que ir a todas las fiestas, no tienes que ayudar a todo mundo, no tienes que hacer malabares con las cincuenta mil actividades que te auto impones… En pocas palabras, no tienes que quedar bien con nadie.

 

Tampoco se trata de ser grosera, el hecho de que dejes de poner como prioridad a los demás y te pongas primero a ti no tiene nada que ver con ser ruda. Puedes explicar a quien te pida esos favores que ya son obligación, la razón por la que te estás poniendo en primer lugar. Sí, seguramente a muchas personas podrá no gustarle, y también es muy posible que mucha gente se aleje, pero es importante que sepas que esa gente que se va y que no respeta tus límites es más bien la gente que no te aprecia por quien eres y sino por lo que haces por ellos, y esa es una posición super egoista.

 

Así que si necesitas recuperar tu esencia, tu espíritu o al menos tener un poco más de tiempo para ti misma es el momento de poner límites, dedica unos minutos a observar dónde has cedido tu poder y haz pequeñas acciones para recuperarlo como decir que no.

 

Poco a poco y con paciencia verás que tu vida cambiará para mejorar.


 

PAG-