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"Lo único que estaba mal en mi, era la creencia de que había algo mal en mi" -Glennon Doyle-

¿Sabes qué es lo más importante para que un músico de un buen recital de guitarra? No, no es que sea un virtuoso del instrumento… Lo más importante es que su guitarra esté bien afinada.

 

Por supuesto que es importante que el músico tenga habilidades y que haya practicado pero si su guitarra está desafinada, sus habilidades servirán de poco porque lo que saldrá de su instrumento serán notas tristes y sin sentido.

 

¿Qué tiene que ver esto con las HADAS?

 

Bueno, en realidad tiene todo que ver con la vida. Afinar una guitarra requiere un delicado balance entre tensión y soltura… si las cuerdas se tensan de más, se pueden romper; pero si las cuerdas están demasiado sueltas la música no sonará adecuadamente.

 

Por eso nuestras vidas tienen problemas y momentos felices: sin este delicado balance no podríamos apreciar lo bueno ni lo malo. Es necesario que haya un poco de duelo y un poco de felicidad.

 

Mi primer jefe decía: Nunca te portes demasiado bien ni demasiado mal, porque si te portas muy mal cuando te portas muy bien nadie te va a creer y si te portas demasiado bien, el día que te portes mal todo mundo te va a señalar.  Esto no se trata de ir pateando cachorros por un lado y después dar limosna a los niños pobres, es más bien tener ese delicado balance entre cómo proceder ante las cosas que se te presentan.

 

Hay  muchas lecturas sobre esta polaridad… la más interesante la encuentras en el libro del Kybalion… un libro con enseñanzas ancestrales que te de las reglas del universo. Una de ellas, la regla de la polaridad, te dice que no hay bueno ni malo: Solo se trata de los extremos de una misma cosa y dependiendo hacia qué extremo nos acerquemos, es como percibiremos la realidad.

 

Tensión vs relajación, certeza vs incertidumbre, arrogancia vs humildad. Todo es lo mismo solo que está ubicado en los extremos opuestos de la realidad.

 

Nuestro trabajo consiste en ir calibrando o afinando como las guitarras, el grado en que cada uno de estos funciona mejor para nosotras, como decía mi jefe, ni tan bien ni tan mal. Nos sentimos agobiadas porque dejamos que nuestra vida vaya de un lado a otro sin ton ni son como un péndulo enloquecido que sube y baja, cuando lo que debemos hacer es buscar ese centro amable en el que nos sigamos moviendo pero en un parámetro que nos resulte cómodo y que nos llene de paz.

 

De igual manera son los electrocardiogramas… cuando se miden los latidos de tu corazón hay subidas y bajadas y algunos pequeños valles, pero nunca se está por mucho tiempo en uno de ellos. En el momento en que se deja de mover el electrocardiograma, se entiende que el corazón se para y se acaba la vida… lo mismo pasa cuando nos quedamos en un mismo lado de uno de estos polos por mucho tiempo: nos insensibilizamos y dejamos de ver el resto de las cosas positivas que nos pasan.

 

Bueno, ¿Y qué debemos hacer para encontrar este balance? Primero que nada hay que entender dos cosas:

 

UNO: Las situaciones, personas y cosas no son permanentes. Ojalá lo fueran pero no: Tristemente nada dura para siempre (o afortunadamente) y entenderlo nos dará la oportunidad de apreciarlo aún más. Si sabemos y estamos conscientes de que la gente no se va a quedar todo el tiempo con nosotros, la valoraremos, si las situaciones que vivimos (positivas o negativas) no duran para siempre eso quiere decir que debemos aprovechar lo bueno porque se acabará y estar seguras que lo malo no durará para siempre.

 

Por más que quieras perpetuar una situación no lo vas a lograr. Luchar contra eso te hará sufrir. Pero también si algo no te gusta, debes tener la esperanza de que se va a acabar en algún  momento.

 

DOS: Afinar tus emociones no quiere decir no sentir o negar lo que sucede. Por el contrario.

 

Sentir es el gran regalo que nos permite saber que estamos vivas y que estamos evolucionando. En el momento que dejamos de sentir, nos morimos en vida. Sentir es nuestra brújula interior para saber cuando las cosas están bien o están mal. 

 

Por ello, al afinar nuestras emociones entederemos con mayor claridad el mensaje que viene detrás de cada una de ellas y podremos actuar con más serenidad y encontraremos ese anhelado balance.

 

Afinar la guitarra de nuestras emociones es lo más importante porque nadie nació sabiendo tocar el instrumento, esa es una habilidad que puedes desarrollar, pero si tu guitarra no está bien afinada, de nada servirá.



 

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